Las giras de inspección como expresión relevante de la praxis política del PCCh, por Xulio Ríos

Resumen

Las giras de inspección, de acreditada raigambre histórica en la China imperial, constituyen un recurso al uso del PCCh con diferentes finalidades, muy especialmente en la lucha contra la corrupción y para asegurar la cohesión, la lealtad y la implementación de las políticas centrales. En la China de Xi Jinping, este mecanismo vive un momento de relativo esplendor, junto a las inspecciones itinerantes o las giras de investigación y estudio, fórmulas todas ellas incorporadas a un modelo de gobernanza que aspira a actualizar y renovar la legitimidad del PCCh.

Palabras clave: gira de inspección, inspección itinerante, estudio e investigación, supervisión y control, corrupción, gobernanza.

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Las “giras de inspección” (en chino: 巡视, xúnxùn o también 考察, kǎochá dependiendo del contexto) son una práctica muy importante en la política del Partido Comunista de China (PCCh). Estas giras las realizan altos funcionarios del Partido, especialmente miembros del Comité Central, de la Comisión Central de Control Disciplinario (CCCD), e incluso el Secretario General del Partido en persona. Cuentan con una importante tradición histórica (1).

Entre sus funciones y objetivos principales cabría destacar varios. En primer lugar, la supervisión y control interno del Partido, ya que las giras son una herramienta de supervisión política y disciplinaria. Sirven para vigilar a los cuadros locales del Partido, asegurarse de que siguen la línea del Comité Central, y detectar corrupción, falta de lealtad política o desviaciones ideológicas. En segundo lugar, la implementación de políticas, a través de la verificación de si las políticas centrales —como el desarrollo económico, las reformas, la campaña anticorrupción o las metas del plan quinquenal— se están aplicando correctamente en los niveles provinciales o locales. En tercer lugar, la emisión de mensajes políticos asociados a la consolidación del poder: por ejemplo, cuando el Secretario General realiza estas giras, tienen un alto contenido simbólico y mediático. Sirven para mostrar liderazgo, enviar mensajes políticos (por ejemplo, sobre estabilidad o desarrollo), y reforzar la autoridad central del PCCh. Por último, la recogida de información directa al funcionar como mecanismo para que los líderes del Partido conozcan las condiciones locales sin depender exclusivamente de los informes oficiales, que pueden estar distorsionados (2). 

En un momento como el presente, cuando las dificultades económicas acechan severamente, las giras de inspección se reivindican como un mecanismo indispensable para que las autoridades tomen el pulso a la situación y deduzcan alternativas que ayuden a trascender la complejidad de la coyuntura.

Un poco de historia

Las giras de inspección del PCCh tienen una historia larga y evolutiva, que refleja el cambio en las prioridades del Partido, el estilo de liderazgo de cada generación y las dinámicas de poder entre el centro y las regiones.

En función de las etapas clave de la China contemporánea, cabría diferenciar:

Años fundacionales y Mao Zedong (1949–1976)

En esta etapa, el objetivo principal es la consolidación revolucionaria y el control ideológico. Las giras eran realizadas por líderes como Mao, Zhou Enlai o Liu Shaoqi para implementar campañas políticas: reforma agraria, colectivización, lucha de clases… Mao, en particular, valoraba mucho las visitas personales como forma de “acercarse al pueblo” (xiafang, 下放). 

Durante el Gran Salto Adelante (1958–62), el Gran Timonel hizo inspecciones simbólicas a comunas para alentar el entusiasmo… aunque los informes eran tergiversados. Durante la Revolución Cultural, las giras se volvieron actos de control político y purga, con inspectores que delataban a líderes locales “revisionistas”.

En el balance, no se puede obviar que no se trataba de  inspecciones técnicas, sino de instrumentos ideológicos altamente punitivos.

Deng Xiaoping y la apertura (1978–1992)

En esta fase, el objetivo principal es impulsar las reformas y mantener la unidad. En efecto, Deng redujo la impronta ideológica de las giras y las usó para evaluar las reformas económicas en zonas referenciales como Shenzhen (Zonas Económicas Especiales). La famosa “gira del sur” de 1992 (南巡, Nánxún) fue decisiva: Deng visitó Guangdong y Shanghái para reactivar las reformas económicas tras la crisis de Tiananmen (1989) y disipar las dudas sobre el rumbo a seguir.

En este período se buscaba flexibilidad local y experimentación, más que castigo o control estricto. Las giras, entonces, se transformaron en herramientas para verificar innovación económica, no solo control político.

Jiang Zemin y Hu Jintao (1990s–2012)

Enmarcado en el continuismo de la política denguista, el objetivo se remite al desarrollo económico, estabilidad social y unidad política. Jiang y Hu usaron las giras para verificar el cumplimiento de los planes quinquenales, promover políticas de desarrollo en regiones menos avanzadas y, en lo propiamente político, consolidar sus propias redes (el llamado “clan de Shanghái” en el caso de Jiang).

Las giras eran frecuentes en este periodo, pero a menudo percibidas como burocráticas y ceremoniales, con pocas consecuencias reales. Se institucionalizaron más las inspecciones con la expansión del aparato del Partido, especialmente el Departamento de Organización y las oficinas de supervisión.

Era Xi Jinping (desde 2012): centralización, control y campaña anticorrupción

En la etapa vigente, el objetivo central se asocia con la disciplina, lealtad y consolidación del poder central. Xi recuperó el sentido correctivo y punitivo de las giras, combinándolas con la campaña anticorrupción más intensa en la historia moderna del PCCh. Se fortalecieron los equipos centrales de inspección y se les dio poder para desencadenar procesos disciplinarios inmediatos. También se amplió la cobertura: provincias, empresas estatales, universidades, medios de comunicación, instituciones culturales.

El propio Xi también realiza giras personales altamente mediatizadas en las que visita instalaciones militares, mantiene contactos directos con la población o promueve su pensamiento político.

En suma, en el xiísmo, las giras combinan supervisión, propaganda  y control político.

La lucha contra la corrupción, en el epicentro de las giras de inspección

Las giras de inspección exhiben una alianza operativa estratégica con las campañas anticorrupción (3). De hecho, constiuyen una herramienta principal para detectar estos fenómenos, convirtiéndose en instrumentos clave para identificar conductas corruptas dentro del Partido gracias a su acceso directo a información y testimonios locales.

Los equipos de inspección tienen, entre sus misiones, el recolectar denuncias, la interrogación de funcionarios y empleados, la comparación de cifras y realidades en terreno buscando evidencias de “doble cara”: funcionarios que fingen lealtad al Partido pero que, en la práctica, violan las normas.

Las giras activan investigaciones disciplinarias. Tras ellas, si el informe contiene indicios solventes de corrupción, se remite el caso a la Comisión Central de Control Disciplinario (CCCD). Esta puede llevar a cabo investigaciones formales u ordenar tanto la suspensión inmediata de funcionarios como la instrucción de procesamientos penales a través de la Fiscalía del Estado.

A modo de ejemplo, altos cargos como Zhou Yongkang (ex jefe de seguridad) o Sun Zhengcai (exsecretario del PCCh en Chongqing y ungido como probable sucesor de Xi Jinping) fueron primero señalados en giras de inspección antes de ser procesados.

Las giras tienen también un significado valor al reafirmarse en la estrategia de “tolerancia cero” con la corrupción y emitir advertencias cargadas de fuerte simbolismo político. Al visitar regiones donde se sabe que ha habido redes clientelares o grupos de poder paralelo, envían el mensaje de que el control del Partido es total y no hay lugar seguro para la corrupción. Asimismo, vienen a demostrar que la campaña anticorrupción no distingue rango: tanto “tigres” (altos cargos) como “moscas” (funcionarios menores) pueden caer.

Las giras operan como un mecanismo para debilitar redes locales que compiten con el poder central, reforzando las dinámicas de centralización. En el xiísmo, por ejemplo, este factor ha sido crucial en la consolidación personalista del poder de Xi al eliminar o disciplinar a líderes regionales, quebrando las lealtades cruzadas. Se refuerza así la idea de que la única lealtad válida es al Comité Central y a Xi como “núcleo”. A raíz de estas experiencias, se promueve el fortalecimiento constante y la ampliación de los mecanismos de inspección.

Un caso real e ilustrativo es la gira en la provincia de Shanxi (2014). En su transcurso, se detectó una red de corrupción sistemática en la provincia. Tras ella, cayeron más de 40 altos funcionarios, incluyendo el secretario provincial del PCCh. 

En resumidas cuentas, las giras de inspección no son solo una herramienta administrativa. Especialmente, en la era de Xi Jinping, son mecanismos políticos que permiten identificar corrupción; sancionar y disciplinar a cuadros; reforzar la autoridad del centro y mostrar el control total del Partido sobre todos los niveles del Estado (4).

Relación con la “línea de masas”

Las giras de inspección están histórica y conceptualmente conectadas con la llamada “línea de masas” (群众路线, qúnzhòng lùxiàn), una de las ideas centrales del maoísmo. Aunque en la práctica actual han cambiado mucho, la retórica de la línea de masas sigue presente en las giras, especialmente bajo Xi Jinping.

 ¿Qué es la “línea de masas”? La línea de masas es un principio político central del PCCh que sostiene que el Partido debe “venir de las masas y volver a las masas” (从群众中来,到群众中去). Esto implica, básicamente, escuchar las necesidades del pueblo, transformar esas demandas en políticas, y volver a las masas para implementar y corregir según su respuesta.

Fue uno de los pilares del liderazgo de Mao Zedong, aunque en la práctica solía usarse como justificación ideológica para el control político.

La “línea de masas” se conecta con las giras de inspección por varias vías. Históricamente, las giras de los líderes del PCCh —desde Mao hasta Xi— han utilizado el lenguaje de la línea de masas para argumentar su idoneidad. Se dice que los líderes “escuchan a las bases”, que los inspectores “recogen opiniones del pueblo” o que se busca “corregir los errores del Partido en contacto con la gente”.

Por ejemplo, durante campañas como las “Tres Antis” y “Cinco Antis” en los 50s, o incluso en la Revolución Cultural, se alentaba a los ciudadanos a denunciar públicamente a los cuadros corruptos o desviados, lo cual se consideraba una expresión de la línea de masas.

Xi ha revivido discursivamente la línea de masas desde 2013, sobre todo con campañas políticas como la Campaña de Educación sobre la Línea de Masas (2013–14) dirigida a “limpiar el estilo de trabajo” de los cuadros y “reconectar con el pueblo”, o las giras de inspección actuales que siempre incluyen componentes simbólicos donde los inspectores “visitan aldeas, hablan con trabajadores, preguntan a estudiantes”, etc.

En la práctica, sin embargo, también cabe reconocer que estas visitas están altamente coreografiadas. En ese sentido, se infiere que la línea de masas ha sido “vaciada de contenido real” en la era contemporánea, y que las giras son una forma de legitimación vertical, no de participación genuina.

Pese a todo, la línea de masas se sigue invocando tanto por razones de legitimidad simbólica asociadas al mantenimiento del mito fundacional del PCCh como partido de base popular, como de cohesión interna pues ayuda a disciplinar a los cuadros con una lógica de “servicio público”.

Por tanto, en lo discursivo, las giras de inspección están conectadas con la línea de masas, sobre todo en la retórica oficial. Sin embargo, en la práctica contemporánea, funcionan más como instrumentos de control vertical y vigilancia interna, no de empoderamiento popular. El concepto sirve como legitimación histórica, pero ha sido transformado profundamente bajo Xi Jinping.

Preparación e implementación de las giras de inspección

Las giras de inspección del PCCh no son improvisadas ni espontáneas: son cuidadosamente planificadas y organizadas, con protocolos estrictos tanto para giras rutinarias como para aquellas encabezadas por líderes de alto nivel como Xi Jinping (5).

Lo primero es la selección de objetivos y planificación. A las autoridades centrales del Partido, como el Departamento de Organización del PCCh y la Comisión Central de Control Disciplinario (CCCD), corresponde decidir qué provincias, municipios, ministerios o empresas estatales serán inspeccionados. A veces se seleccionan áreas clave por razones estratégicas, por ejemplo, regiones con problemas recientes de corrupción o áreas económicamente sensibles como aquellas zonas donde se implementan políticas piloto del gobierno central.

Los criterios para seleccionar incluyen la existencia de denuncias internas o externas, informes de auditoría previos, el interés político del Comité Central o la evaluación del desempeño de líderes locales.

La formación del equipo de inspección se instrumenta, primero, a través de la determinación de su composición. Cada equipo está dirigido por un cuadro de alto nivel, normalmente un miembro retirado del Comité Central o un funcionario confiable. Puede incluir a expertos en política y economía, miembros del Departamento de Organización, oficiales de disciplina de la CCCD y personal de logística y seguridad.

Los equipos reciben capacitación e instrucciones detalladas sobre el propósito específico de la inspección, es decir, qué buscar (corrupción, desviacionismo, lentitud en la implementación de políticas, etc.), cómo interactuar con los cuadros locales o cómo asegurar el control de la narrativa y evitar filtraciones.

En cuanto la notificación y preparación local, en muchos casos se avisa con anticipación a través de un anuncio formal a las autoridades locales, pero no siempre se dan detalles completos del alcance o métodos de la inspección. En ocasiones, si se sospecha corrupción, se realiza sin aviso previo.

Por su parte, las autoridades locales, preparan informes oficiales y materiales de presentación, organizan reuniones políticas, visitas a proyectos, y escenarios cuidadosamente seleccionados para mostrar logros. Y, a menudo, tratan de controlar lo que se muestra, aunque los equipos centrales están entrenados para detectar esto.

Sobre el terreno, durante la gira se realizan entrevistas a puerta cerrada con funcionarios, empleados o incluso ciudadanos, se hacen visitas a obras, instalaciones, oficinas del Partido, etc.; se revisan documentos internos; se recogen denuncias y testimonios; realizan auditorías, sesiones de crítica y autocrítica. A veces se usan métodos encubiertos para evaluar la situación real (por ejemplo, enviar miembros disfrazados como ciudadanos comunes).

El equipo elabora un informe confidencial para el Comité Central o la CCCD que debe incluir recomendaciones de sanciones o cambios de liderazgo si se detectan irregularidades pues puede derivar en sanciones, reorganizaciones, o campañas de rectificación. También debe realizarse una “reunión de retroalimentación” con los líderes locales. Y meses después puede haber una reinspección para verificar el cumplimiento de las órdenes.

En resumen, las giras de inspección son estratégicas, jerárquicas, altamente estructuradas y controladas políticamente. Funcionan como una herramienta de control interno, asegurando la disciplina y lealtad dentro del aparato del Partido, mientras también proyectan poder y vigilancia constante desde el centro hacia las provincias y entidades.

Reacciones locales y sociedad civil

La reacción de los cuadros locales (funcionarios del PCCh en provincias, municipios, empresas estatales, etc.) ante las giras de inspección varía según el contexto, pero en general se puede resumir en tres grandes dimensiones: preocupación y temor, control de daños, y simulación de cumplimiento.

El temor se justifica porque las inspecciones pueden derivar en sanciones graves, destituciones e incluso procesamientos penales. Bajo la campaña anticorrupción de Xi Jinping, los inspectores tienen poder casi absoluto para investigar, interrogar y actuar. No es raro que funcionarios se “auto-denuncien” por errores menores esperando indulgencia, o que renuncien anticipadamente para evitar consecuencias peores.

En cuanto al control de daños y encubrimiento, cuando se anuncia una inspección (aunque no se diga con detalle), los cuadros locales suelen reunirse de urgencia para “alinear” versiones y revisar documentos, también para destruir evidencia o maquillar informes administrativos y preparar respuestas ensayadas para entrevistas o cuestionarios.

A veces hacen reformas superficiales o simbólicas justo antes de la llegada del equipo para “dar buena imagen”. Esto ha dado lugar al fenómeno conocido como “formas sin sustancia” (形式主义, xíngshì zhǔyì): aparentar obediencia sin cambiar nada real.

Muchos funcionarios buscan mostrar fidelidad total al Partido y a Xi Jinping durante las giras: citan discursos de Xi al pie de la letra en reuniones con inspectores o exageran sus esfuerzos para “estudiar el pensamiento de Xi Jinping”. Asimismo, preparan visitas cuidadosamente escenificadas: obras limpias, empleados aleccionados, pancartas ideológicas bien visibles. Este comportamiento responde a la lógica de la adaptación interesada: sobrevivir políticamente cumpliendo con las apariencias del “buen cuadro”.

Pero no todos los cuadros reaccionan solo con temor. Algunos ven las giras como una oportunidad para ganar puntos si colaboran activamente o critican a rivales. Otros las usan para realinear su lealtad con el poder central, especialmente si antes estaban cerca de facciones ahora en desgracia.

Desde que las inspecciones se intensificaron, muchos cuadros viven en un estado de ansiedad estructural. Se cuidan en lo que dicen y hacen, por temor a ser señalados. Esa cultura de obediencia formal, en ocasiones sofoca la iniciativa o la creatividad.

Por tanto, cabría resumir que las reacciones de los cuadros locales ante las giras de inspección son una mezcla de temor real a ser sancionados, simulación activa de obediencia y estrategias de protección y oportunismo político.

Todo esto ha tenido un profundo efecto en la dinámica del poder local en China, consolidando el control del centro y de Xi Jinping.

En cuanto a la sociedad civil, la percepción de las giras de inspección es compleja, ambivalente y limitada por el control informativo, pero se pueden identificar algunas tendencias claras según el grupo social y el contexto político (6).

De entrada, la percepción general es de un apoyo cívico condicionado.  Muchas personas —especialmente en sectores rurales, trabajadores, o ciudadanos mayores— ven con buenos ojos las giras, sobre todo cuando están vinculadas a la campaña anticorrupción. Ello puede responder a varias razones. De una parte, se comprende que deseen ver castigados a funcionarios corruptos que abusan del poder local. Por otra, las giras a veces traen recursos, atención mediática y mejoras temporales (carreteras asfaltadas, limpieza, anuncios de obras).

Los medios estatales promueven la narrativa de que el Partido está “limpiando la casa” y “protegiendo a la sociedad”. Sin embargo, en sectores urbanos más educados, académicos, empresarios o activistas, hay una visión más escéptica o cínica, aunque pocas veces expresada públicamente.

Suelen pensar que las giras no resuelven problemas estructurales, sino que son mera teatralización política. O que la anticorrupción es selectiva: se usa más para consolidar poder que para hacer justicia real. Se destaca igualmente que no hay mecanismos cívicos independientes que permitan a la sociedad participar en la vigilancia del poder ante la falta de canales reales para implementar la participación ciudadana.

La percepción pública está igualmente condicionada por un fuerte control mediático: las giras solo se muestran como eventos positivos, eliminando las críticas o rumores que cuestionen la legitimidad del proceso. A ello cabe sumar la autocensura ciudadana en redes como WeChat o Weibo.

En algunas localidades, la llegada de inspectores produce afectaciones de diversa índole a la vida cotidiana: desde interrupciones del tráfico, cierre de mercados o cambios escolares para que todo “luzca bien” hasta apariciones públicas de ciudadanos seleccionados para hablar con los inspectores.

Esto puede generar una sensación de espectáculo más que de transformación, especialmente si los problemas locales persisten después de la gira generando expectativas frustradas cuando las inspecciones no traen mejoras reales o duraderas.

En suma, podemos hablar de apoyo social moderado cuando se castiga a corruptos manifiestos o se perciben beneficios inmediatos. Pero también de escepticismo palpable cuando las giras parecen solo propaganda y no hay resultados concretos o se percibe selectividad engañosa.

Giras de inspección, inspecciones itinerantes y giras de estudio e investigación

En la literatura política china, los términos “giras de inspección” (考察, 调研) e “inspecciones itinerantes” (巡视) no son lo mismo, aunque ambos implican desplazamientos físicos y supervisión. Se refieren a prácticas distintas en cuanto a objetivos, actores y función política.

Como hemos visto, las giras de inspección (考察, 调研) son realizadas por altos dirigentes del Partido, ministros o secretarios provinciales. Su objetivo principal es conocer la situación sobre el terreno, escuchar a las bases, promover políticas, dar directrices. Tienen un carácter más político y orientado a la gestión, aunque también puede incluir contenido simbólico (mostrar liderazgo, conexión con la sociedad).

Por su parte, las inspecciones itinerantes (巡视, xúnshì) son realizadas por equipos de la Comisión Central de Control Disciplinario del Partido. Su objetivo principal es la supervisión disciplinaria interna, la revisión del cumplimiento de normas, investigación de corrupción, evaluación de lealtad política. Tienen un carácter más fiscalizador y sancionador. Los resultados pueden derivar en castigos o reestructuración (7).

En cuanto a las giras de investigación y estudio (diaoyan 调研), su objetivo principal es recoger información de primera mano sobre la realidad social, económica o política para orientar la toma de decisiones (8). Las pueden realizar líderes del Partido, funcionarios, académicos o comisiones temáticas con el propósito común de comprender situaciones concretas, escuchar a las bases, y ajustar políticas. Tiene una conexión directa con la “línea de masas” (群众路线) y su estilo es más flexible y abierto al contacto con ciudadanos, empresas, comunidades rurales, etc. Se traducen en informes de diagnóstico, formulación de nuevas políticas, recomendaciones, etc.

En la práctica, muchos líderes combinan ambos elementos: una gira puede tener componentes tanto de inspección como de investigación, pero el tono político es diferente. Si el objetivo es vigilar y corregir, es una gira de inspección. Si el objetivo es escuchar y comprender, es una gira de investigación.

Desde que Xi Jinping llegó al poder en 2012, ha reforzado tanto las giras de inspección como las de investigación y estudio, pero con una intención política más integrada y estratégica.

Subyace un claro propósito de fortalecimiento del sistema de inspección disciplinaria con una mayor institucionalización sobre todo a través de la Comisión Central de Control Disciplinario y la Comisión Nacional de Supervisión. Igualmente destacan la preocupación por la  “rectificación política”  y el “refuerzo del liderazgo centralizado y unificado”.

Xi Jinping también ha recuperado con fuerza el espíritu maoísta del diaoyan, la investigación y el estudio, pero en una versión más controlada. Por ejemplo, en 2023, lanzó una campaña nacional de investigación temática como parte del aprendizaje del Pensamiento de Xi Jinping. Todos los cuadros del Partido estaban obligados a hacer trabajo de campo y escribir informes que acreditaran la comprensión de los problemas reales de la sociedad, la economía y el desarrollo rural, avanzando ideas y propuestas para resolver problemas prácticos y alineándose con la visión de Xi para multiplicar la cohesión política e ideológica.

Bajo Xi, las giras de inspección y de investigación a menudo se funden en una sola práctica, tanto inspeccionando lo que se estudia, estudiando lo que se pretende transformar y exaltando el valor de la proximidad de los líderes y cuadros a la problemática de los ciudadanos velando por la adecuada implementación de las políticas y los programas estatales.

Por tanto, aunque la diferencia entre giras de inspección y giras de investigación se mantiene en lo formal, a menudo se ha diluido en la práctica y ambas se han convertido en herramientas para reforzar el control del Partido, consolidar la autoridad del poder central y proyectar una imagen de liderazgo conectado con la base.

Conclusión

Bajo Xi Jinping, las giras de inspección se han intensificado como parte de su campaña anticorrupción y para reforzar la autoridad del Partido en todos los niveles del Estado y avanzan hacia su conformación como activo esencial de su modelo de gobernanza (9).

Las giras han pasado de ser mecanismos de monitoreo administrativo a dispositivos de control político total. A modo de ejemplo, se multiplican las visitas muy mediatizadas a provincias clave o regiones sensibles (como Xinjiang o el Tíbet), que tienen gran valor estratégico y político.

Hay indicios de que se ampliarán aún más (incluso pudiendo alcanzar al sector privado) exhibiendo una finalidad creciente de constatación de la lealtad ideológica, de alineamiento con los intereses nacionales y de fundamentación para futuras reformas estructurales en el aparato del Partido-Estado.

Citas

  • (2) Xi, Jinrui, Sustainable Legitimacy: Chinese Government Inspections and Public Approval of Village Leadership,  School of International Studies, Academy of Overseas Chinese Studies, Jinan University. Accesible:  https://www.mdpi.com/2071-1050/10/6/1975
  • (5) Xu, Fang; Tian, Meng; Yang Jie; Xu Guohu, Does Environmental Inspection Led by the Central Government Improve the Air Quality in China? The Moderating Role of Public Engagement,  en  Sustainability, Volume 12, Issue 8, accesible en: https://www.mdpi.com/2071-1050/12/8/3316. Aunque centrado en medioambiente, ofrece un análisis metodológico sobre giras de inspección estatales.
  • (7) Reglamento del PCCh sobre las inspecciones itinerantes, en Reglamento institucional de la administración del PCCh, The Contemporary World Press, 2023. Páginas 456-470.

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