La cuarta sesión plenaria del Comité Central del PCCh que discurrió en Beijing entre los días 20 y 23 de este mes de Octubre finalizó, como es habitual, con un comunicado que recoge la práctica totalidad de los tópicos al uso en el discurso político chino. No obstante, subsiste un doble mensaje que importa destacar. Primero, China está determinada a tirar provecho de lo que considera una oportunidad estratégica para acelerar la modernización del país; y segundo, el PCCh no va a flaquear en ese empeño.
En efecto, las invocaciones al desarrollo de alta calidad, la autosuficiencia tecnológica, el compromiso ambiental, la prosperidad común, etc., acompañan el contenido del comunicado. No falta nada. Los lineamientos concretos, que se conocerán en detalle en el contexto de las dos sesiones de marzo próximo, vienen contextualizados en una institucionalidad en la que el PCCh reafirma su proyección sobre el Estado y todos los ámbitos de la sociedad.
Como novedad, incorpora el concepto de “nación espacial” junto a potencia manufacturera, potencia de calidad, del transporte y potencia cibernética, indicando la voluntad de apoyarse en este sector como nuevo motor del crecimiento económico. En los últimos años, China ha registrado avances significativos en la aviación militar y el lanzamiento de cohetes y ahora está acelerando su industria espacial comercial como un vector competititvo a nivel global.
Un doble horizonte
Hay dos horizontes a tener en cuenta: 2030 (meta del XV Plan Quinquenal) y 2035, cuando se debe duplicar el PIB respecto a 2020 y China, probablemente, se habrá situado en la cima absoluta de la economía global, alcanzando en términos de PIB per cápita el nivel medio de los países desarrollados. Ello indica también que la preocupación por una distribución más equitativa de los frutos del crecimiento es de largo plazo y no coyuntural, apuntando a transformaciones estructurales del modelo con mayor énfasis en el consumo interno y la mejora gradual de las condiciones de vida de la población.
Los próximos cinco años están muy ligados en su enfoque en todos los planos a esa primera estación del xiísmo con el horizonte de 2049 (primer centenario de la República Popular China). Nos espera, por tanto, un periodo de afianzamiento de las vigas estructurales sistémicas en todos los sentidos, asentando la nueva filosofia de desarrollo, promoviendo la transformación industrial a gran escala y también las transformaciones en otros ámbitos, incluyendo lo social o ambiental o la defensa, multiplicando la fuerza integral del país.
El nuevo plan ambiciona que para 2035 se consoliden las bases de la modernización del país. La gestión se aventura compleja, tanto en función de los retos internos como de un clima internacional incierto y, a menudo, hostil. Pero la apuesta por un desarrollo de alta calidad es irreversible.
El EPL y Taiwán
Con caracter previo a la cuarta sesión se informó de la expulsión de nueve destacados generales, entre ellos, tres integrantes de la Comisión Militar Central (CMC), incluido el vicepresidente He Weidong, bajo acusaciones de corrupción, deslealtad y colapso ideológico. Dos exvicepresidentes de la CMC y dos ex ministros de defensa ya han sido expulsados. Sorprende el caso del propio He, considerado un confidente muy afin a Xi, nombrado por él en 2023 para este cargo.
El PCCh deja claro con estas decisiones que no hay espacios de impunidad en la lucha contra la corrupción. Y lo amplio y excepcional de las medidas suponen una advertencia para todo el ejército en vísperas de celebrar el centenario de su fundación (2027), al que debería llegar en perfecto estado de revista.
Entre los mandos expulsados figuran militares clave a cargo de la estrategia de Taiwán, lo cual alienta inevitablemente las especulaciones en torno a si ello deviene en algún cambio de política en materia de reunificación.
Los planes quinquenales han mencionado previamente a Taiwán de forma vaga, aunque en 2016 el decimotercer plan quinquenal propuso la construcción de un túnel hacia la isla de Kinmen y la apertura de una línea ferroviaria de alta velocidad. Taipéi rechazó esa idea, que Beijing no ha desechado.
Es previsible, en cualquier caso, que en marzo próximo se desvelen nuevas propuestas que incidan en el propósito de ejercer un mayor control económico sobre las sensibles islas de primera línea del archipiélago taiwanés, avanzando en la jurisdicción de facto sobre ellas. Quizá también avances en el plano normativo.
El liderazgo de Xi Jinping
Las semanas previas a este último cónclave del PCCh, de nuevo, las especulaciones en torno a la salud personal y política de Xi, reforzadas con un hipotético deseo manifestado de pasar a un segundo plano, se sumaron a las expectativas propias del encuentro. Xi tenía 54 años cuando se unió al Comité Permanente del Buró Político en 2007 y desde 2012 asumió la secretaría general del PCCh. En 2027, cuando se celebre el próximo congreso, tendrá 74 años.
El ruido de sables alentaba el relato de que los militares expulsados se habían instituido como una facción, la “banda de los nueve”, promotora de un intento de golpe de Estado. Suena a ensoñación….
Sea como fuere, la reunión plenaria revalidó con rotundidad la condición de Xi como núcleo del liderazgo y su pensamiento, el xiísmo, como guía del PCCh en una etapa marcada por la consolidación del papel central del Partido y su condición de garante indiscutible para seguir subiendo peldaños en la estrategia modernizadora del país.
(Para Descifrando la guerra).


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